Ronquidos, movimientos o preferencias distintas llevan a muchos a tomar esta decisión, que puede mejorar el descanso, reducir conflictos y fortalecer el vínculo, siempre que sea un acuerdo conversado. Dormir con otro, a veces, puede transformarse en un problema: ronquidos, movimientos constantes, sonambulismo, diferentes preferencias para la temperatura, las luces…
