La propuesta de Arsène Wenger, que busca devolver la emoción al gol y modificar la táctica defensiva, será votada por la IFAB y podría cambiar para siempre el arbitraje en el fútbol internacional

La regla más polémica del fútbol está a punto de vivir una transformación histórica. La llamada “Ley Wenger”, impulsada por el exentrenador del Arsenal y actual director de desarrollo del fútbol mundial en la FIFA, Arsène Wenger, ha vuelto al centro del debate tras haber permanecido olvidada durante dos años.

Ahora, el International Football Association Board (IFAB) —el organismo que define las Reglas del Juego— la ha vuelto a poner sobre la mesa, con vistas a una posible aprobación en marzo de 2026 y una aplicación concreta en el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá.

La modificación es tan simple en su redacción como profunda, hasta hoy la regla establece que un jugador estará en fuera de juego si cualquier parte de su cuerpo con la que pueda marcar gol, es decir todo, excepto manos y brazos, se encuentra por delante del penúltimo defensor en el momento del pase y mas cerca de la línea final.

La propuesta de Wenger cambia por completo esa lógica: “Un atacante solo será sancionado si todo su cuerpo que puede jugar el balón está por delante del penúltimo defensor”. Esto significa que si alguna parte de su cuerpo (por ejemplo, el pie, el hombro o la cabeza) está alineada o detrás del defensor, la jugada será válida.

Con esta modificación, muchas acciones que hoy terminan anuladas por unos pocos milímetros podrían volver a ser goles legítimos, reduciendo así el papel de la tecnología y recuperando el espíritu ofensivo del fútbol. La iniciativa fue planteada por Wenger por primera vez en 2020, pero quedó archivada ante la complejidad técnica que suponía modificar los sistemas de VAR y redefinir los algoritmos de detección automática del fuera de juego.

Sin embargo, el contexto cambió: los torneos experimentales realizados en Suecia e Italia arrojaron resultados alentadores, con un aumento de más del 10 % en los goles y una reducción significativa en los tiempos de revisión del VAR.

La IFAB reabrió el debate en octubre de 2025, incorporando el estudio dentro de su calendario reglamentario. La fecha límite para recibir propuestas fue el 1 de octubre, y el proyecto de Wenger fue uno de los seleccionados para su análisis.

Ejemplo

Una jugada revisada por el VAR muestra que el hombro del atacante está adelantado por tres centímetros.

Hoy: se anula el gol.

Con la nueva ley: se concede, porque parte del cuerpo sigue en línea.

Simulación de lo que seríaSimulación de lo que sería fuera de juego y de lo que no si se aplicase la Ley Wenger. (@433)

La IFAB someterá la propuesta a votación en su Asamblea General Anual del 1 de marzo de 2026, con la presencia de representantes de FIFA, UEFA y las asociaciones británicas.

En caso de ser aprobada, la nueva interpretación no se aplicaría durante el curso de las ligas o torneos en marcha, pero podría estrenarse oficialmente en el Mundial 2026, que se disputará en Estados Unidos, México y Canadá. Sería la mayor reforma en materia de arbitraje en lo que va del siglo, comparable a la introducción del VAR en 2018.

La posible implementación de la “Ley Wenger” no solo afectará a los árbitros, sino también a la táctica de los equipos.

  • Las defensas deberán reajustar su línea, ya que el margen de habilitación será mayor.
  • Los atacantes podrán arriesgar más en los desmarques, sin temor a ser sancionados por milímetros.

Arsène Wenger sostiene que el objetivo no es solo ajustar una línea, sino devolverle la emoción al gol: “El fútbol debe ser un juego de movimiento, no de geometría. Si un atacante está al límite, debemos favorecer la intención del juego y no penalizarle por una diferencia invisible”. La frase resume una filosofía que, más allá de la tecnología, busca reconectar el arbitraje con el sentido común.

La “Ley Wenger” no es solo un cambio técnico: es una reinterpretación del fútbol moderno. Después de años de polémicas por goles anulados “por una uña” o “por un hombro”, la propuesta ofrece una salida equilibrada entre precisión y espectáculo. Si se aprueba en 2026, el fuera de juego —esa frontera invisible entre la genialidad y la infracción— volverá a estar del lado del gol.

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