Desde tareas básicas hasta protocolos científicos, quienes habitan este laboratorio a 400 kilómetros de la Tierra, enfrentan condiciones que exigen disciplina y flexibilidad. Cuáles son las más curiosas

La vida en la Estación Espacial Internacional (ISS) es una de las grandes hazañas de la ciencia y la ingeniería, ya que permite que seres humanos vivan y trabajen en el espacio durante períodos prolongados. Desde su creación en 1998, más de 280 personas de 20 países pasaron por este entorno único para realizar investigaciones y experimentos que no solo ayudan a entender mejor el universo, sino que también ofrecen avances médicos y tecnológicos de gran impacto en la Tierra.
Sin embargo, vivir en el espacio no es solo una experiencia de descubrimiento científico. También enfrenta a los astronautas a retos cotidianos que, aunque parecen simples desde la perspectiva terrícola, se convierten en verdaderos desafíos en un entorno sin gravedad.
Deben lidiar con cuestiones tan básicas como la higiene personal o cómo mantenerse emocional y físicamente saludables, además de gestionar sus interacciones con sus compañeros y mantenerse enfocados en los experimentos que realizan. Diversos aspectos del día a día en órbita muestran el lado humano de las misiones espaciales, desde los alimentos que consumen hasta las innovaciones tecnológicas necesarias para mantener su bienestar.
El espacio como un hogar reducido

Uno de los aspectos más sorprendentes de vivir en la ISS es el lugar limitado que los astronautas deben compartir durante su estancia. La NASA explica que “el espacio de vida y trabajo en la estación es más grande que una casa de seis habitaciones (y tiene seis dormitorios, dos baños, un gimnasio y un ventanal con vista de 360 grados)“.
Sin embargo, esto está distribuido en pasillos y no hay áreas comunes amplias. Los cuartos de descanso, el gimnasio y los baños son compartidos entre los miembros de la tripulación, lo que requiere una organización precisa y disciplina para que todo funcione sin problemas.
Desafíos emocionales y psicológicos

La vida en el espacio no solo representa un reto físico, sino también psicológico. Los astronautas se enfrentan a un aislamiento significativo, que puede afectar su estado emocional. Asimismo, los fines de semana, hablan con sus familiares a través de videollamadas.
Este contacto ayuda a mitigar la soledad y la ansiedad, pero la distancia y la imposibilidad de estar físicamente presentes en momentos importantes de sus seres queridos pueden ser difíciles de manejar.
La comunicación con la Tierra es esencial para la moral de la tripulación. A pesar de estar separados por cientos de miles de kilómetros, pueden mantenerse en contacto con sus familias y amigos a través de videochats y correos electrónicos.
La adaptación física: ejercicio y salud

Mantener la salud física es un desafío constante en la microgravedad. El cuerpo humano no está diseñado para vivir en esas condiciones, lo que provoca la pérdida de masa ósea y muscular, según explican desde la NASA: “Sin una dieta y una rutina de ejercicio adecuadas, los astronautas también pierden masa muscular en microgravedad más rápido que en la Tierra”. Por esta razón, deben realizar un régimen de actividad física de, al menos, dos horas al día.
A través de elementos como la bicicleta estática y la cinta de correr, se previene el deterioro físico y se asegura que los astronautas puedan volver a adaptarse a la gravedad terrestre una vez que regresen al planeta.
La alimentación en el espacio: más que comida en polvo

La alimentación en la ISS evolucionó para ofrecer una variedad más amplia de productos, aunque siempre dentro de las limitaciones del entorno. En el espacio, se puede disfrutar de opciones variadas, por más que el sabor se vea afectado por la falta de gravedad.
La Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) ha sido clave en el desarrollo de la comida espacial. Entre los alimentos que se envían a la estación se incluyen:
- Comidas rehidratables: como arroz, fideos y bebidas en polvo.
- Alimentos termoestabilizados: como curry enlatado y yakitori, que se pueden calentar.
- Alimentos naturales y semi-secos: como galletas y frutas secas.
- Condimentos: como salsa de soya y mayonesa, adaptados para el espacio.
Además, la JAXA permitió el envío de alimentos frescos, como frutas y vegetales, que ayudan a mejorar tanto la nutrición como el bienestar general de los astronautas. La comida espacial debe cumplir con estrictos requisitos de seguridad y conservación para garantizar una dieta saludable y segura durante las misiones prolongadas.
El sueño en la microgravedad

Dormir en la Estación Espacial Internacional no es una tarea sencilla. Ante la falta de gravedad, los individuos deben fijarse a la pared o al interior de sus compartimientos con sacos de dormir para evitar flotar durante el descanso. Pero el mayor desafío es el ciclo natural alterado al que están expuestos.
La ISS da una vuelta completa a la Tierra cada 90 minutos, lo que significa que sus tripulantes presencian 16 amaneceres y 16 atardeceres cada 24 horas. Esto impide que los astronautas se guíen por la luz solar para mantener un ciclo de sueño estable, lo que altera sus ritmos circadianos y afecta la calidad del descanso.
Para mitigar esto, cada individuo cuenta con un módulo de descanso individual, y suelen utilizar antifaces y tapones para los oídos, protegiéndose de la luz artificial y del ruido ambiental. Aunque algunos se adaptan bien a dormir en estado de ingravidez, para otros, lograr un sueño reparador requiere tiempo y adaptación.
Higiene personal en el espacio

El aseo personal en el espacio es muy diferente. Los astronautas no tienen acceso a duchas, por lo que deben recurrir a baños de esponja con toallitas húmedas y champú sin enjuague. Además, la gestión de los desechos humanos es un proceso meticuloso: el inodoro utiliza un sistema de succión para evitar que los residuos floten.
La gestión de los residuos: un sistema cerrado

En la estación, los recursos son limitados, y eso incluye el agua. Por esta razón, NASA desarrolló sistemas avanzados de reciclaje de agua, en los que se reutiliza la humedad del aire, el sudor y hasta la orina para producir agua potable.
Este proceso no solo es esencial para la supervivencia, sino que también es un ejemplo de cómo la ISS está funcionando como un laboratorio para futuras misiones más allá de la órbita terrestre.
El trabajo constante y la investigación

El trabajo en la ISS no se limita a la observación o a las caminatas espaciales. Gran parte de su tiempo se dedica a la investigación científica, que incluye desde estudios de biología y física hasta el desarrollo de nuevas tecnologías.
La estación también es un laboratorio único para estudiar cómo el cuerpo humano reacciona a largo plazo en condiciones de microgravedad, lo que resulta fundamental para viajes a la Luna o Marte.
El impacto de la gravedad cero en la salud

Uno de los mayores retos es el efecto de la microgravedad en el organismo. Afecta el sistema óseo, muscular y circulatorio.
Esto no solo puede generar dolor y malestar, sino que también obliga a los astronautas a someterse a tratamientos y rutinas de ejercicio para evitar daños a largo plazo.
El valor de las caminatas espaciales

Las caminatas espaciales son una parte fundamental del trabajo en la ISS. Permiten a los profesionales realizar reparaciones y mantenimientos en la estación que no pueden hacerse de otra manera. A menudo, pueden durar varias horas, por eso requieren una preparación exhaustiva en la Tierra. Sin embargo, múltiples astronautas declararon que la verdadera sensación de flotar en el espacio se conoce al hacerlo de verdad.
Cortes de pelo: una tarea peculiar
En condiciones de microgravedad, incluso cortarse el pelo implica desafíos. Se usa un sistema de vacío para evitar que floten los recortes (ESA)
El cuidado personal en el espacio incluye actividades cotidianas pueden parecer simples, pero que se convierten en desafíos únicos cuando se realizan en condiciones de microgravedad. Un ejemplo de esto es el corte de pelo, una tarea que requiere creatividad y adaptaciones tecnológicas.
Los astronautas han tenido que improvisar. Se puede usar un dispositivo de vacío para atrapar los recortes de cabello flotantes. Este proceso no solo es necesario para mantener la higiene, sino también para evitar que los pequeños mechones floten por la estación y puedan dañar los equipos o interferir en las tareas diarias.
El futuro de la agricultura espacial: Veggie y más allá

Uno de los experimentos más innovadores es el sistema Veggie. Se trata de un método que hace posible cultivar alimentos en el espacio. A través de este proceso, se cosecharon diferentes tipos de lechuga, mostaza y flores, lo que no solo mejora la dieta de la tripulación, sino que también podría ser clave para futuras misiones más allá de la órbita terrestre.
La cooperación internacional: la clave de la ISS

La ISS no solo es un proyecto de NASA, sino que también involucra a otras agencias espaciales internacionales como la Agencia Espacial Europea (ESA), la Agencia Espacial Rusa (Roscosmos), la Agencia Espacial Japonesa (JAXA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA). Esta cooperación internacional es vital para el funcionamiento de la estación y también para el avance de la exploración espacial